Radiografías, estudios de huesos, análisis de ADN y de pelo son algunas de las herramientas que se utilizan en estas investigaciones. Las técnicas que usa la ciencia para estudiar los misterios de las momias.
Septiembre 2013.- Redaccion.- Jose Luis Rivera.- Sin duda uno de los personajes de la semana ha sido Diego Portales. La exhumación de su cuerpo -enterrado en la Catedral Metropolitana- ha despertado la curiosidad sobre su vida y costumbres y, pese a que murió en 1837, saber qué comía, de qué se compone la gomina que aún fija su pelo o si padecía alguna enfermedad podría ser posible dentro de poco, una vez que concluyan los análisis de sus restos.
Investigaciones como esta son frecuentes en el mundo. Esta semana se anunció que científicos franceses e italianos pedirán permiso para desenterrar a Leonardo da Vinci y comparar su ADN con los restos orgánicos que tienen sus pinturas y escritos. Por otra parte, los restos de Cristóbal Colón y de la familia Medici son objeto de estudio, mientras que a principios de marzo se reveló que Tutankamón no había muerto asesinado como se creía.
Objetivos de la investigación.
El doctor en antropología física Mario Castro, coordinador del grupo que investiga los restos de Diego Portales, explica que "cuando uno trabaja con momias donde se supone es un personaje conocido, las estrategias de análisis tienden más bien a buscar la confirmación de la supuesta identidad".
Lo mismo indica José Antonio Lorente, genetista encargado de coordinar la investigación que pretende identificar los restos de Cristóbal Colón. Lorente explica a La Tercera que en estos casos hay diversas preguntas a resolver dependiendo del caso: "A partir de la confirmación de la identidad, todo puede plantearse. Su causa de muerte, ceremonias de entierro, asaltos de la tumba y traslados de los restos, entre otras interrogantes".
Tratamiento de los restos.
Uno de los aspectos que se privilegian es que se realice el mínimo de intervenciones. En el caso de Portales, la arqueóloga Pilar Rivas, quien está a cargo del equipo que realiza este trabajo, indica que la idea es "preservarlo lo mejor posible para que las futuras generaciones puedan examinarlo con la tecnología de la que dispondrán en esa época". Esto significa que las muestras que se tomaron de tejidos son pequeñas y se trata de mantener el cuerpo en condiciones similares a las que estaba antes de ser desenterrado. Lorente agrega que en este tipo de casos, "hay que tener permiso de los familiares u autoridades y proceder con las mejores técnicas científicas para conseguir los mejores resultados posibles".
Elección de exámenes
Los equipos que se utilizan en estas investigaciones son los mismos usados para examinar seres vivos, es decir, tomógrafos, rayos X, laboratorios clínicos, etc. En términos generales, indica el profesor Juan Chacama, del Departamento de Arqueología y Museología de la U. de Tarapacá (donde se trabaja con las momias chinchorro), "hay distintas formas de abordar al individuo. Este se transforma en una base de datos. Hay análisis de huesos y tejidos". Incluso, dice, se ve su altura y analiza tamaño promedio de la población cuando hay varios cuerpos a estudiar.
Los objetivos de la investigación son los que determinan las herramientas adecuadas, ya sea radiografías o análisis moleculares. Castro acota que "luego se establece un orden de prioridades, porque no es que a todos se les hagan exámenes de ADN, por ejemplo".
Este último análisis se utiliza, además, en casos de identificación de personas (a través del ADN mitocondrial aportado por la línea materna) para ver si las poblaciones están emparentadas o no y desde dónde migraron. "Los estudios moleculares buscan entender procesos de población: cuáles son los fenómenos evolutivos y las poblaciones ancestralres", concluye Castro.